sábado, 8 de mayo de 2010

DE CABEZA

Francamente, me siento incapaz de mantener un blog sobre el estilo de Blair Waldorf y no dedicarle una entrada a lo que sin duda se ha convertido en el signo de identidad de todas las Waldorf que habitamos este nuestro pequeño país. De hecho, espero que sea la primera de muchas entradas dedicadas a eso que, cuando lo vemos en otra, cruzamos una fugaz y sutil miradita de reconocimiento cual si de una sociedad secreta se tratase; eso que constituye una especie de rito de iniciación para todas las novatas y que una vez superado el corte del primer día es como un pase VIP a un fabuloso y mágico mundo habitado sólo por auténticas Gossip Girls capaces de comprender cómo este complemento nos ha cambiado la vida abriendo un nuevo horizonte para nuestras cabelleras largas o cortas, lisas o rizadas, rubias, morenas o pelirrojas… Hablamos, por supuesto, de las diademas.
Las diademas han vuelto para triunfar. Se podría decir que, tal y como la definiera la pequeña J, ha empezado la era de las diademas. Pero no esas diademas de plástico de colores o imitación de carey que nos pusimos en los 90 ocupándonos de echarla bien hacia atrás y luego hacia delante para conseguir el deseado efecto tupé. No. Ahora son diademas mucho más historiadas que más parecen tocados de boda que adornos informales pero ¿qué es informal desde que existe Gossip Girl y Serena viste lentejuelas para desayunar?
La existencia de Blair nos ha abierto las puertas de la creatividad y ha dado rienda suelta a la imaginación de un sinfín de jóvenes creadores que vienen pisando fuerte para hacer las delicias de aquéllas que estemos dispuestas a liderar esta tendencia hasta sus últimas consecuencias.
Sabéis que me adoráis.
xoxo

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